Y es el precio de los apresurados silencios, de las vanidades con coste cero.
De esos amores prefabricados que no te llevan a ningún lado, sino más bien te desaparecen en un descolorido negro.
Creer tocar el cielo en una noche para morir apenas despertar.
La trágica comedia de la divina vida que nos somete a un verso colgado de sin sentidos un día más.
El estar ahí.
Y un terremoto en mi mente.