Can you hear it?
Estemos solos, juntos.
Verso roto, en mil pedazos.
Clarividente miedo de un suspiro.
Viviendo la nada en un vacío de trenes.
30° de giro majestuoso de historia repetida.
Y otra vez.
La misma historia prefabricada.
Tres principales para cuatro avenidas que mueren.
Hasta pronto.
Como dos gotas que caen del cielo en un abrir y cerrar de ojos.
Como un rayo de luz a un árbol.
Como un grito de desesperación en la nube.
Como un compás inexistente de música de piano.
Así te fuiste.
Y aquí me dejaste.
Como la pieza de puzzle que no cabe.
Como la constelación que no encuentra sitio en el universo.
Como polvo espacial no creado.
Como materia pasiva magnética.
Pero también te espero.
Como una ciudad espera el viento.
Como un globo de helio espera morir a kilómetros.
Como una aventura espera a su viajero.
Como la brisa espera chocar contra una mejilla.
Hasta pronto.
Siempre en mí, tú.
Y un terremoto en mi mente.
Y es el precio de los apresurados silencios, de las vanidades con coste cero.
De esos amores prefabricados que no te llevan a ningún lado, sino más bien te desaparecen en un descolorido negro.
Creer tocar el cielo en una noche para morir apenas despertar.
La trágica comedia de la divina vida que nos somete a un verso colgado de sin sentidos un día más.
El estar ahí.